domingo, 20 de octubre de 2013

Patricio García Ramos: "PENSAMIENTO (VII)"


Ha sonado el teléfono. Al otro lado una voz angustiada reclamaba paz. Su entorno le agobia y las vivencias por las que está pasando, en sus relaciones con sus prójimos, le lleva a una vorágine anímica que le inquieta en extremo. Sufre y llora porque siente que su vida es un vivir sin vivir. Su corazón está roto. Su ansia de amar se ven frustradas.

Busca en quien volcar sus sentimientos. Busca comprensión y consejo en medio del sol cegador de “su desierto” y de la negrura de la noche en la que está su vida.

Busca la Paz y Bien, que no es adquirible en boticas ni herbarios, para aquietar su espíritu.

La dejo hablar…, la escucho…, y escucho y, de vez en cuando, suena mi voz para llevarle compañía. No quiero que se sienta sola.

En todos los tiempos, y en este mundo nuestro…,¡cuánta falta de paz y de justicia.

Trato de que mis palabras suenen como acogedoras, alivio y mensajeras de esperanza. En los momentos que esto escribo me acuerdo de los salmos del Antiguo Testamento:

(Salmo 31,10-11-15 y 17): “Ten piedad de mí ¡oh, Yahvé!, porque estoy angustiado. La tristeza consume mis ojos, mi alma mis entrañas. Pues mi vida se consume en el dolor, y mis años en gemidos. Mi voz enflaquece la aflicción, y mis huesos se consumen. Pero yo a Ti me confío, ¡oh Yahvé! Yo digo: “Tú eres mi Dios”. Haz resplandecer tu faz sobre tu siervo y sálvame en tu piedad”.

Nuestra mente se ofusca y nuestra mirada está tan nublada por lo que percibimos, que no deja aflorar las cosas bellas que nos rodean: “El mundo está mal”…., “Esto no hay quien lo arregle”…,”La juventud está echada a perder”…..,”Mi familia es un desastre”…,”Ya no hay vergüenza ni honradez”…”El pudor está por los suelos”…, frases como estas se oyen con demasiada frecuencia porque están proyectadas por una sociedad que emite y destaca mensajes que no nos gustan…., noticias que son contrarias a nuestra profunda identidad natural…., aquella para la que fuimos creados: “HACER EL BIEN Y EVITAR EL MAL”.

Necesitamos limpiar nuestra mirada para contemplar las maravillas que existen a nuestro alrededor. Mirar con más ecuanimidad y profundidad que, en nuestro rededor, hay luces de alegría y esperanza que nos indican un camino para nuestro actuar en solidaridad con la misión que nos lleva a realizarnos en plenitud.

Necesitamos realizar un “canto a la vida”, descubriendo el mundo de valores que existen…¡Si, existen! y están ahí a tu lado. Limpia tu mirada y profundiza en ellos. Te sorprenderás de que aflore la sonrisa en tus labios.

Para ello, empieza a limpiar tu interior. Abandona tu propio orgullo que te ha llevado a encerrarte en ti mismo haciendo adoración al dios YO. Busca, con insistencia, bajarte de tu pedestal para acercarte y darte al otro….¡Déjate de arrogancias, pedanterías, de buscar el aplauso por lo que haces o las palabras que gustan a la vanidad….. Líbrate de ello y empezarás a encontrar limpia tu mirada y tu corazón, más lleno de afecto, te llevará a esa paz y justicia que tanto deseas y cuyo valor no puede ser medible en el mundo “de la bolsa económica”.

Paz y justicia, a la que aludo, sólo puede ser valorada en la bolsa de felicidad que tiene su plenitud al darte a los demás. Felicidad que está consolidada en: sacrificio, cercanía, escucha, acompañamiento, perdón…., y en la que no tiene cabida: el capricho, la palabra hiriente e irónica, la mentira, el resentimiento, la infidelidad….

Trato de decirte que la felicidad personal no se compra con títulos universitarios de doctorado, cargos públicos de relevancia social, premios nobel, ni con premios de lotería….., se adquiere sólo desde la paz interna de cada uno que te lleva al encuentro con el otro.

La felicidad de tu cónyuge y de tus hijos, de tu familia y de los que te rodean….., no dependen del móvil último modelo, de la tablet, de la categoría de tu coche, de la habitación que ocupas…. Su felicidad depende de la acogida que tú les das. Y como nadie puede dar lo que no tiene, procura sosegar tu espíritu, llenarte de amor (afirmando sus pilares) e irradia esa felicidad a los demás.

Concluyo. Cuando en nuestro vivir no somos felices es necesario cambiar de actitudes.

A veces esperamos que cambien los demás. Los otros esperan que cambiemos nosotros…. El esposo espera que cambien la esposa….., los hijos esperan que cambien los padres…, y así unos y otros……….,

no nos dirigimos la palabra y las miradas no se encuentran. Esperamos el cambio de los de arriba o de los de abajo y mientras……. Estamos ciegos e ignorantes y todavía no nos hemos dado cuenta que EL CAMBIO HA DE PRODUCIRSE EN NUESTRO INTERIOR.

¿Quieres PAZ Y BIEN?.......................... ¡Haz realidad tu cambio de actitud!. UN ABRAZO.

Patricio García Ramos

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